Uno de los acontecimientos más pintorescos en lo que llevamos de año es cómo la foto de un huevo ha batido todos los récords de engagement en Internet. Parece un hecho anecdótico sin mayor importancia, pero veamos qué ocurre detrás de los famosos “memes”.
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Por si todavía queda alguien que no lo conozca, el término “meme” tiene su origen a mediados de los 70, mucho antes de su uso actual más conocido. Lo acuñó el biólogo Ricard Dawkins, famoso por ser uno de los mayores y más polémicos defensores de la teoría de la evolución, como la unidad mínima de difusión cultural transmitible entre individuos. Con la democratización de Internet, comenzaron a surgir sus propias representaciones culturales, algo hasta la fecha inédito. Los usuarios “nativos” de Internet empezaban a identificarse entre sí por ese mismo hecho y a tener un sentimiento de pertenencia a un mismo grupo, independientemente de la raza, sexo, religión, nacionalidad, etc. Internet es parte de su identidad.
La proliferación de los memes
Como era previsible, estos canales de difusión obtuvieron unas cifras de público muy interesantes, y su utilización comercial no se hizo esperar. De hecho, es habitual que existan perfiles sociales dedicados únicamente a publicar “memes” con cifras de visualización y, por tanto, de rentabilidad estratosféricas, y también es habitual que dada a la inmediatez de los entornos online sea difícil reconocer a los autores originales y que la apropiación cultural esté a la orden del día. Esto ha causado gran controversia ya que, además, los algoritmos de relevancia de las redes sociales fomentan este tipo de interacciones haciendo que el alcance de una publicación de este tipo crezca de manera exponencial y, por supuesto, este tipo de cuentas lo sabe y lo exprime al máximo.
En cualquier caso, ser una de las cuentas con más seguidores en las redes sociales estaba reservado a dos tipos de perfiles: famosos a los que llamaremos “tradicionales” o famosos de Internet. Los famosos tradicionales son los archiconocidos cantantes, actores, deportistas, habituales de la presa rosa, etc. Los famosos de Internet, por su parte, principalmente son YouTubers, influencers o jugadores profesionales de video juegos, que empezaron a hacer “comunidad” y a tener sus propopios memes. En ambos casos, siempre están representados por una persona: una cara con la que identificarse.
Cualquiera de ellos mueve una cantidad de visualizaciones y seguidores que eleva por encima de cuatro cifras las tarifas habituales de una simple mención en Instagram. Hasta ahora las fotos con más me gustas estaban siempre entre los mismos personajes: Kylie Jenner, Justin Bieber, Cristiano Ronaldo, etc. Todos en torno a 13 millones de likes en su foto con mejores cifras. Salvo la primera foto de la hija de Kylie Jenner que obtuvo 18,5 millones de likes, la que hasta ahora había sido la foto con más me gustas de todo Instagram.
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La irrupción del world record egg
Ahora, uno de esos memes irrumpió el 4 de enero: @world_record_egg una cuenta con una única foto de un huevo de gallina con el único propósito de convertirse en la foto con más likes de Instagram y desbancar a la hija de Kylie Jenner. Algo que parece inverosímil lo logró en tiempo récord: en menos de 10 días ya contaba con cerca de 19 millones de likes pulverizando todos los récords, pero obtuvo una progresión tan meteórica que 48 horas después había sobrepasado los 40 millones de likes, superando lo 31 millones de me gusta recibidos por el videoclip de “Despacito” en YouTube, convirtiéndose, la simple foto de un huevo, en la publicación con más likes de la historia en todo Internet.
Los números hablan por sí solos: una foto totalmente intrascendente tiene casi los mismos me gustas que la población de España.
Soy capaz de imaginarme a cualquiera no tan familiarizado con Internet preguntándose “y todo esto, ¿para qué?” pues bien, como era de esperar, el motivo último es económico. No tardaron mucho en publicar en su perfil de Instagram un enlace a su tienda online con merchandising de tal hazaña: sólo dos camisetas, una negra con letras amarillas y otra blanca con letras negras “I liked the egg”, rezan ambas, a 17€ la unidad. Además, sólo estará disponible durante unas horas, lo que todavía incita más a su compra compulsiva. Ocurre que ese enlace está monitorizado con bit.ly, una plataforma de acortamiento de URLs que ofrece estadísticas de utilización, y han trascendido por twitter las capturas de su rendimiento. Es asombroso como en pocas horas han conseguido más de 1 millón de clics (y probablemente desde que se filtraron, será bastante mayor). Quizá valga la pena ponerlo en contexto: 1 millón de clics a una tienda online que provienen de un público con un interés previo. Una tasa de conversión bastante moderada sería del 1%, por lo que cabría esperar que se hayan vendido al menos 10.000 camisetas, lo que arroja un total de 170.000€ de ingresos por la foto de un huevo en apenas 2 semanas. Por otro lado, arrojando algo de esperanza a todo este baile de cifras a priori tan frívolas, cabe destacar que en la descripción de producto y en los stories subidos a la cuenta se indica que el 10% de lo recaudado irá a la asociación sin ánimo de lucro YoungMindsUK, una ONG dedicada a la salud mental de los jóvenes.
A fin de cuentas, quizá no sea tan mala idea formar parte de una de las hazañas, a priori, más absurdas del mundo.
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[…] «rebelión de las sillas» se convirtió en un «meme» que viene usándose cada anualmente a modo de celebración y que coincide con el vídeo de […]
Mi experiencia en la Euskal Encounter, desde 2003 hasta la última edición | Blog Sarenet 5 años ago
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