Siempre hemos escuchados frases como: “La nueva información hace posible las nuevas ideas”, “La información es poder” o una de mis favoritas: “El comercio no trata sobre mercancías, trata sobre información. Las mercancías se sientan en el almacén hasta que la información las mueve”.
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Muchas veces no damos valor suficiente a nuestra propia información y no la protegemos, cuidamos o tratamos como se merece, la humanidad siempre ha tenido interés en recolectar, conocer, y utilizar la información, pero no siempre hemos sido capaces de exprimir todo su potencial.
Hagamos un rápido viaje, más de 120 años atrás, en 1895, los hermanos Lumière patentaron el cinematógrafo, con el “único” propósito de filmar la vida cotidiana de la sociedad.
Este hecho es un momento histórico; podían dar a conocer al mundo como eran las personas, las costumbres, analizar el comportamiento humano y como eran las ciudades que la gran mayoría de espectadores nunca visitaría. Su primer cortometraje de 46 segundos de duración, «Salida de los obreros de la fábrica Lumière en Lyon Monplaisir», no mostraba otra cosa que obreros saliendo de una fábrica.
33 espectadores pagaron 1 franco por ver 10 cortos similares el primer día de proyección, pero semanas después ¡eran 2500 personas las que a diario pagaban ese franco!
Dejando a un lado la novedad y la proyección de las imágenes, que no cabe duda, era una gran atracción para el momento, los hermanos Lumiére no le daban más de unos pocos años a la moda del cine, de hecho se negaron a vender un cinematógrafo a Georges Méliès para que hiciera escenas de ficción ya que su máquina la diseñaron para grabar hechos de la sociedad.
Una vez más, no se daba la importancia que merecía a los diferentes usos de la información que podía recoger un aparato como era el cinematógrafo y la evolución del mismo. No se concebía el tratamiento de esa información, transformarla o superponerla para generar escenas imposibles hasta el momento, como más tarde consiguió Méliès, siendo recordado como “Mago del Cine” y pionero en el cine de terror.
La recolección, almacenamiento y procesado de datos es clave en IoT
Volviendo al presente y a las tecnologías de la información aplicadas al entorno empresarial, los datos se vuelven cada vez más importantes y valiosos. En pleno momento del Internet de las Cosas (IoT), la recolección, almacenamiento y procesado de datos se vuelve clave para el desarrollo de las soluciones. La información que se recoge, se puede dividir en dos grandes tipos: datos almacenados y datos en movimiento.
Los «datos almacenados» son datos estáticos almacenados en una unidad o un centro de datos, estos datos se tratarán de la siguiente forma: Almacenar > Analizar > Notificar > Actuar. Los datos se almacenan en una base de datos y, posteriormente, tras su análisis e interpretación, se notifica a los responsables de la toma de decisiones y ellos determinan si es necesaria alguna acción. Un ejemplo de este tipo de datos sería la historia clínica de un paciente.
Los «datos en movimiento» son datos dinámicos que se procesan en tiempo real, representan las interacciones continuas entre personas, procesos y cosas. Estos datos en movimiento se tratarán de la siguiente forma: Analizar > Actuar > Notificar > Almacenar. La acción se realiza antes de que se almacenen los datos. Un ejemplo de este tipo de datos sería una notificación de los estacionamientos libres que hay en ese instante en una zona determinada.
En los últimos años se está produciendo, un crecimiento exponencial del volumen de los datos generados. Como se puede ver en el gráfico, en 4 años el tráfico IP global pasa de 72.5 (2015) a 132,1 (2018) Exabytes anuales y la tendencia continúa. Esto ha creado un nuevo área en tecnología y negocios denominado Datos Masivos o Big Data.
Big Data para crear nuevos productos y servicios
Estos datos masivos están caracterizados en tres dimensiones: Volumen, Velocidad y Variedad. Son tan amplios y complejos que son difíciles de Almacenar, Procesar y Analizar con las aplicaciones tradicionales, las bases de datos relacionales y las estadísticas, que hasta ahora servían, pero que ya no sirven. Dando paso a soluciones e infraestructura diseñadas para ello. Pudiendo añadir posteriormente procesos para verificar su veracidad y posteriormente generar valor.
Para poder trabajar con toda esta avalancha de información, las nuevas soluciones e infraestructura, están compuestas por nodos de procesamiento, bases de datos estructuradas y no estructuradas, motores analíticos, motores de procesamiento y alojamiento en base a las necesidades del proceso requerido. Pudiendo utilizar el alojamiento Cloud para ganar en versatilidad y poder de computación; o si la situación lo requiere, realizar un análisis en tiempo real en sistemas locales (en ciertas situaciones es necesario actuar en cuanto se está produciendo ese dato, o analizarlo casi inmediatamente para actuar), y utilizar el alojamiento Cloud para completar el análisis de grandes volúmenes de datos que se procesan en la nube.
Con este nuevo entorno, podemos así ganar en competitividad y velocidad, teniendo la posibilidad de generar nuevos productos y servicios en base al análisis de la información recogida.
Bien sean datos de uno u otro tipo, sea Big Data o no, el proceso debe estar cubierto bajo un paraguas con diferentes medidas de seguridad, las plataformas de computación utilizadas deben tener la capacidad suficiente para procesarlos y el alojamiento debe ser capaz de almacenarlos y recuperarlos de manera dinámica. Así, la virtualización de almacenamiento, hace que el archivado, la copia de seguridad, y la recuperación, sean procesos más simples, más rápidos y más seguros que nunca.
Cualquiera de los elementos que entran en juego en la comunicación, puede poner en peligro la confianza del sistema y hacer que los datos no sean fiables, o generar una brecha de seguridad que puede llevarnos al desastre. Por eso, tampoco debemos dejar a un lado el tránsito de los propios datos desde que salen del dispositivo o sensor, hasta el destino, ya que si no se protegen adecuadamente durante el viaje, pueden ser interceptados, capturados o manipulados.
Evita que tu información se convierta en su información
Debemos tratar la información de forma que esté disponible, sea confidencial y se garantice su integridad. Utilizar distintos niveles de seguridad, analizando y protegiendo todos los puntos por los que circula ese valioso paquete de información, ya que cualquier elemento que no sea tratado de este modo, puede hacer que todo el proceso se vea comprometido por el eslabón mas débil de la cadena.
Una medida a implantar si queremos securizar y garantizar la disponibilidad de la red y, por consiguiente, nuestra información, es virtualizar la red o segmentarla, creando dos o más zonas de comunicación, donde estén claramente divididas y diferenciadas, de modo que el tráfico de una red sea independiente de las demás, para que en caso de que un dispositivo de uno de éstos canales se vea comprometido no afecte a las demás redes y por lo tanto nos pare el negocio completamente.
Recuerda que la información es un bien muy preciado, utiliza siempre soluciones completas bien integradas, diseñadas, gestionadas y securizadas por expertos. Huye de aquellas soluciones parciales o creadas mediante “parches”, de aquellas que están alojadas en países donde la protección de datos no existe y revisa las cláusulas de los servicios para que tu información no se convierta en su información.
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