El cine y la televisión nos han dejado auténticas joyas futuristas que aunque muchas veces no han acertado con sus predicciones otras veces han resultado sorprendentemente visionarias. He aquí una selección de 5 casos relacionados con una de nuestras temáticas favoritas, las comunicaciones. Cinco ejemplos en los que guionistas, diseñadores y artistas adivinaron cómo nos conectaríamos en el futuro… Incluyendo un caso en el que, por suerte, fallaron. ¿Quieres saber cuáles son? Sigue leyendo.
1.- Star Trek
La legendaria serie que nos llevó más allá de las estrellas se adelantó en muchas cosas a su tiempo: teletransportadores, naves surcando el espacio más rápido que la velocidad de la luz, traductores universales… Pero una que llamó mucho la atención fue el Comunicador, el equivalente de nuestros actuales smartphones.
Ese pequeño dispositivo era como los móviles «con tapa» de los años 90, aunque más parco en funciones: servía para hablar y para ser localizado (un GPS del futuro), pero para nada más. Acertaron de pleno, tanto que hoy en día se venden réplicas de los comunicadores de la serie original –que comenzó a emitirse en 1966– completamente funcionales. No tienen una batería eterna como el del Capitán Kirk, eso también es verdad.
Además de Comunicadores los miembros de la flota estelar tenían otros dispositivos, como el tricorder (en versiones de exploración y médica) o los PADD (Personal Access Display Device), casi idénticos a los iPad, pequeños y táctiles. El ordenador de la nave hablaba y respondía, igual que lo hace Siri hoy en día. Los comunicadores incluso evolucionaron para pasar a ser parte del uniforme: los combadges de Star Trek: la nueva generación eran simplemente como pines o broches, pero con la misma funcionalidad.
Una curiosidad importante es que para evitar problemas de retardos la Flota Estelar utilizaba el subespacio, una especie de «éter cósmico» por el que las señales viajaban sin las limitaciones de la velocidad de la luz… Lo que permitía hacer llamadas de un extremo a otro de la galaxia como quien llama a la vecina. Además no necesitaban una tupida red de comunicaciones; con unos pocos repetidores de la flota siempre había cobertura perfecta (salvo cuando lo requería el guión, normalmente para poner en peligro a los/as protagonistas). Lag cero, el sueño de todo técnico. En la serie ha habido además una constante: las comunicaciones siempre viajan encriptadas y rarísimas veces se han podido descifrar. Eso nos indica que a partir del siglo XXIV la gente ya se toma en serio los canales privados y las comunicaciones seguras.
2.- Regreso al futuro
En la inigualable trilogía de viajes en el tiempo de Regreso al futuro hay un enorme número de predicciones futuristas. La segunda entrega, que transcurre principalmente en 2015, salta desde 1985 (cuando se rodó y donde está ambientada la primera) para imaginar el futuro a 30 años vista, una cifra nada desdeñable y podría decirse que bastante arriesgada.
Uno de sus aciertos más destacados y precisos es la de las videoconferencias a toda pantalla como herramientas de trabajo, algo que hemos vivido durante la pandemia y los confinamientos. Cuando el Marty McFly del futuro llega a casa y recibe una llamada de un colega de trabajo para proponerle un negocio un tanto turbio ambos charlan un rato, algo que hoy en día nos parece cotidiano, pero que en 1985 era deliciosa tecnología-ficción.
Un detalle importante es que la pantalla de la videoconferencia muestra datos personales de la persona interlocutora, tales como su nombre, aficiones, el nombre de su esposa y otros detalles, algo que las apps de hoy en día no se atreven a hacer, aunque esa información sería útil en muchas situaciones y está disponible en los perfiles y las redes sociales. En la película las comunicaciones resultan ser una trampa porque están intervenidas por el supervisor, que despide a Marty al instante. Le habría venido bien una VPN con seguridad extremo-a-extremo. La escena es divertida aunque acaba con un anacronismo: le despiden por fax (en 2015) un medio de comunicación que aunque todavía se resistía a morir en esa época estaba en franco declive, reemplazado por el correo electrónico o los burofaxes online paras situaciones como esas.
3.- Tienes un e-mail
Tom Hanks y Meg Ryan protagonizaron en su mejor época esta comedia romántica de 1998 en la que hasta el título indicaba que el correo electrónico iba a revolucionar el mundo. ¿No suena muy futurista? Por eso es importante situarse en el contexto histórico: recordemos que el boom de Internet comenzó en esa época de los 90 alargándose hasta el crash de las puntocom en marzo de 2000 y más allá. No existían Facebook ni Twitter y Google estaba literalmente en el garaje de dos chicos: se fundó en septiembre de 1998, tan sólo tres meses antes del estreno de la película.
En el mundo online de 1998 existían servicios de acceso (de pago), principalmente CompuServe y AOL, que es el que usan los protagonistas de la película. Eran como jardines vallados en los que se movían los usuarios, con su correo, foros, unas pocas tiendas y una pasarela a «eso llamado Internet» y la Web, considerados casi terra incognita. Pero todo esto sólo era accesible para una pequeña parte de la población, la que tenía acceso a ordenadores personales y servicios de pago (unos 30 dólares al mes + el precio de las llamadas). Sí: en aquella época tener e-mail no era gratis, las llamadas para conectar a veces tampoco y lo que muestra la película era algo de minorías. De hecho los privilegiados protagonistas estaban entre los 14 millones de suscriptores de AOL de unos 275 millones de americanos: el 5 ó 10 por ciento más privilegiado. En el resto de los países todo eso llegaría años después, de modo que eso de escribirse a diario, vivir pendientes de lo «online» y enamorarse a distancia sonaba muy a ficción todavía.
4.- Dick Tracy
Dick Tracy, el afamado detective de la época de los gangsters, nació como un personaje de cómic en los años 30. Pero su éxito permitió convertir aquellas historias de acción, crimen y heroicidades policíacas en seriales radiofónicos, películas de animación y, más notablemente, la película de 1980 protagonizada por Warren Beatty y la mismísima Madonna. Entre las virtudes de Tracy estaba su pasión por los gadgets, y en particular un característico reloj de pulsera que le servía como teléfono-radio para comunicarse con sus compañeros/as de las fuerzas de la Ley.
¿Fue aquel reloj un precursor casi un siglo antes del Apple Watch y otros smartwatches? Sin duda. De hecho los más boomers hemos experimentado por primera vez esa sensación totalmente real de «tener el teléfono de Dick Tracy» tras utilizar el smartwatch por primera vez para hablar con alguien simplemente acercando la muñeca a la boca.
5.-Battlestar Galactica
No he podido resistirme a incluir la versión moderna de Galáctica, estrella de combate (2004) como ejemplo de «gracias al cielo que se equivocaron al predecir este futuro». Y es que una de las cosas que traslucen en los primeros episodios son esos teléfonos grandes y antiguos con cables espirales que parecen sacados de museos de las telecomunicaciones más que de una gigantesca nave espacial futurista capaz de transportar 2.800 personas. Por no hablar del papel. ¡Papel por todas partes!
La explicación llega poco después cuando alguien menciona que debido a que los enemigos son avanzados robots capaces de interceptar las comunicaciones de formas inconcebibles el método más seguro de comunicarse es mediante cables, no de forma inalámbrica. Me imagino a los responsables del atrezo de la serie buscando teléfonos de los años 70 y 80 en mercadillos para poder equipar todos los decorados. Eso sí: nos deja la lección de que en la Galáctica se toman la seguridad como una cuestión vital, y que si se puede evitar una fuga de información, toda opción es buena… Aunque requiera enviar los mensajes impresos en un sobre con un mensajero.
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