En el panorama actual, en el que las empresas dependen cada vez más de la tecnología, la capacidad para resistir y recuperarse de crisis inesperadas se ha convertido en una prioridad estratégica.
La ciberseguridad está cubierta de incertidumbre. Las medidas de protección que funciona hoy no tienen por qué hacerlo mañana. Es un ámbito que evoluciona a ritmo vertiginoso.