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La sección de mapas de Internet de Visual Complexity es todo un ejemplo de cómo algo aparentemente complejo y sólo al alcance de los técnicos más expertos puede encerrar también una belleza sin igual. Su colección recopila desde hace más de una década esquemas y mapas de Internet, en los que se pueden ver las conexiones más importantes de la red, los centros de interconexión y los principales sistemas autónomos.
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Muchos técnicos, diseñadores y expertos en visualización de datos han dedicado su tiempo a preparar estos mapas, algunos de los cuales son tan antiguos que ya están abandonados – aunque es fácil encontrar copias en otros sitios. Todos ellos sirven perfectamente como fotografía puntual del estado de Internet en cada época. Por lo general los trabajos para crear una visualización de este tipo comienzan rastreando la red mediante pings y traceroutes, comandos básicos que permiten ver los caminos que siguen los paquetes de una dirección IP a otra y cómo van y vuelven. Midiendo tiempos y estudiando estadísticamente las relaciones de todos los nodos de esa red se pueden obtener muchos datos interesantes.
Pero esta labor originalmente era mucho más «manual». Por ejemplo el archivo histórico de mapas de ARPANET de la California State University contiene algunos de los esquemas de la red entre diciembre de 1969 y marzo de 1977, cuando todavía apenas eran un centenar las máquinas conectadas, casi todas PDP-10 y PDP-11. Todavía puede encontrarse un enlace a otros esquemas históricos de aquella época, aunque hace tiempo que no se actualizan. Entre los montajes más recientes hay algún mapa de Norse, empresa dedicada a la seguridad informática que incluye un mapa de ciberataques en tiempo real según los detectan sus herramientas instaladas en diversos puntos de la red: todo un espectáculo digno de la película Juegos de guerra.
Una de las representaciones más llamativas de la red ha sido tradicionalmente la del Proyecto OPTE que desde 2003 se ha actualizado en varias ocasiones y que consiste en un esquema completo de todas las direcciones de Internet. Es uno de los más conocidos y cuyas diversas ediciones se han utilizado en museos, películas, paredes de las oficinas y cientos de libros. Básicamente se genera realizando traceroutes a todas las direcciones IPv4 de Internet (unos 4.300 millones) para «seguirles la pista». Esto permite saber cuáles acaban físicamente cerca de otras (por países o regiones), con lo que se agrupan en nubes de color. En la última edición –muy tupida, por cierto– las líneas azules son las redes norteamericanas, las verdes las europeas, las moradas las latinoamericanas y las rojas las asiáticas.
Otro clásico que se renueva cada año son los mapas de cables submarinos de Telegeography. En la web hay una versión interactiva en la que hacer zoom y obtener detalles, pero es tan popular que también lo venden como póster. Es algo así como el «mapa del metro» de las líneas de Fibra Óptica que rodean nuestro planeta, cruzando continentes a través de los océanos. En la última edición hay 366 cables y más de 1.000 estaciones. Si alguien quiere hacerse una idea de por dónde van las famosas «autopistas» por las que transitan los bits, este es el mejor mapa. Naturalmente están incluidos los cables Tata TGN-Western Europe y el más reciente MAREA que conectan Bilbao a través de la playa de Sopelana con el Reino Unido y Estados Unidos, respectivamente. Esos cables son algunos de los que proporcionan la conectividad al Data Center de Sarenet en el Parque de Zamudio.
Para más detalles sobre la topología de Internet los gráficos de CAIDA (Center for Applied Internet Data Analysis) son también muy completos e impresionantes, servidor a servidor. Además de estos 35 mapas realizando una búsqueda por «Internet» aparecen otros 75 esquemas y si esto no es suficiente hay más 400 que incluyen el concepto «network» (red). Cientos de formas de ver la inmensa red en que se ha convertido el planeta.
A modo de ejemplo de trabajo relacionado no se puede dejar de mencionar la preciosa visualización del Data Walk de Phantom Terrains que muestra el callejero de Londres y cómo varía la intensidad de las señales wifi que cruzan las calles a medida que se da un paseo por la ciudad, en este caso alrededor de la central de la BBC. Las señales se dibujan más anchas cuando son más potentes, utilizando diversos colores para cada canal de las frecuencias del wifi, incluyendo el blanco para la banda de 5 Ghz. Es otra forma de ver cómo «ven» los dispositivos que llevamos encima la conectividad que hay en el aire a medida que nos movemos por las ciudades.
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