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A la hora de lanzarte a utilizar un sistema Cloud hay una pregunta clara que debes hacerte desde el lado de la arquitectura y que además no se puede dejar «para más adelante». Esa pregunta es el tipo de Cloud que vas a utilizar. En este artículo verás las distintas categorizaciones de los entornos Cloud, en qué se diferencian y cómo podemos decidirnos por uno u otro tipo.
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Una forma fácil de simplificar qué es el Cloud es decir que es el ordenador de otra persona, y no sería del todo incorrecto. Cuando hablamos de Cloud hablamos de utilizar recursos de computación (CPU, memoria, red y almacenamiento, principalmente) de un tercero, lo que viene siendo el ordenador de otra persona.
Sin embargo, cuando ponemos sobre el papel de quién es ese ordenador, la cosa se complica y se pueden diferenciar varias categorías.
Se tiende a llamar Cloud público a la oferta estándar de una empresa que se dedica a vender (o revender) servicios de alojamiento, como por ejemplo, AWS de Amazon, GCP de Google y Azure de Microsoft. Cualquiera puede acceder a ellos mediante un contrato con el correspondiente proveedor y tener su propio ecosistema de herramientas para su gestión.
Por otro lado cualquier persona también puede comprar el hardware que quiera, las licencias de software que necesite y montarse algo muy parecido en sus oficinas (o en el garaje de su casa) y utilizarlo. A esto se le llamaría Cloud privado, ya que es exclusivo de quien habilita la infraestructura.
Por último, nada te impide tener una arquitectura que utilice ambos sistemas, en lo que se denomina un modelo de Cloud híbrido. Esto es por ejemplo lo que emplea Netflix: tiene sus propios equipos para servir contenido pero utiliza Clouds públicos para servir su web.
Vamos a ver en una pequeña tabla cuáles serían las difrencias entre el Cloud público y privado. Para el híbrido deberías prestar atención a qué porcentaje de Cloud público y privado empleas.
Cloud público | Cloud privado | |
Mantenimiento del hardware | Incluído | Propio |
Actualizaciones y mejoras | Incluído | Propio |
Coste de licencias | Incluído | Propio |
Gestión de incidencias | Incluído | Propio |
Localización de los datos | Indefinida | Localizados |
Inversión | Mensual | Amortizable |
Flexibilidad | Limitada a oferta | Total |
Básicamente, con una oferta pública de Cloud, lo que haces es subcontratar toda la parte «pesada» de gestionar un servicio de IT (como en este caso es el alojamiento Cloud) a un tercero a cambio de un pago mensual. En el modelo privado se hace la inversión de material y personal para tener esos servicios bajo nuestro propio tejado.
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Si sigues la variante de elegir en función únicamente del dinero a gastar cada mes posiblemente te lleves una sorpresa, y no de las buenas.
A simple vista parece que, mientras pagues, puedes tener todo lo que necesites de un Cloud público:
Parece muy bonito para ser verdad, ¿no? Y realmente son puntos que encajan en muchas empresas que quieren trabajar en un producto, necesitan toda su capacidad en desarrollarlo y pueden dedicar pocos recursos a la gestión de la infraestructura.
Sin embargo, este sistema se queda corto para otras muchas empresas. Por ejemplo, para organizaciones que necesitan tener los datos almacenados en cierto país (o incluso ciudad) no pueden fiarse de proveedores de Cloud Público, como ha pasado recientemente en Francia. Para estos casos es necesario optar por el modelo privado; quizá tener que gestionarlo todo parezca una tarea titánica pero, ¿las características de tu negocio te permiten depender tanto de terceros?
Debido a las ventajas y desventajas del Cloud público y el Cloud privado, cada vez más empresas se deciden por un modelo híbrido. Pongamos el ejemplo de Netflix que he nombrado anteriormente.
Netflix es una empresa que se dedica a servir vídeos (ellos dicen que son una empresa de «momentos»). Su principal aliciente es que con un par de clics ofrece un catálogo casi infinito de películas y series. Cuando una persona está navegando por su web, lo que espera es que cuando elija algo para ver se reproduzca al instante. Y precisamente ese momento entre pulsar «Reproducir» y que empiece a verse es un tiempo crítico para Netflix. Las imágenes o listas pueden tardar más o menos en cargar, pero la reproducción del vídeo no puede fallar. Por eso la gestiona la propia empresa en su Cloud privado.
Seguramente no seas Netflix, pero posiblemente sí que tengas algún dato o herramienta que ejecutar sin pasar por un proveedor de Cloud. Quizá tienes datos médicos o financieros que no puedes sacar de tus instalaciones o prefieres invertir en equipamiento dedicado para poder reutilizarlo en el futuro. Además, utilizando el modelo híbrido puedes hasta usar distintos proveedores de Cloud público, por lo que no pones todos los huevos en la misma cesta.
El Cloud es una herramienta más y está en manos de cada cual emplearla como mejor se ajusta a las necesidades propias.
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