"Me despierto por la mañana con una suave luz azul, imitando un amanecer, escuchando mi…
Las criptomonedas como bitcóin, Ethereum y sus derivados son un instrumento financiero peligroso, como cualquier otro intercambio de divisa, pero en el caso de las divisas digitales los precios son todavía más volátiles si cabe que en el forex tradicional.
El objetivo principal de IOTA no es sólo funcionar como una divisa digital, si no que lo es a consecuencia de resolver los problemas de interoperabilidad entre dispositivos conectados. Además, en especial, se centra en asegurar la integridad de datos y gestionar micro pagos entre dispositivos. Se llega incluso a hablar del concepto de “economía de máquina” desde la visión de unos dispositivos accediendo a la información de otros previo pago autónomo. Desde luego, suena como toda una nueva línea de negocio para una gran diversidad de tipos de empresa.
La mayor diferencia de IOTA con el resto de criptodivisas es que no está basada en el protocolo blockchain. En cambio, uno de sus creadores, Serguei Popov, doctor en matemáticas, ideó un nuevo protocolo al que llamó Tangle que, aprendiendo de los beneficios y las carencias de la cadena de bloques y mediante el uso de un concepto de matemática computacional llamado grafos acíclicos dirigidos o DAG, añade aspectos cruciales como prescindir del concepto de “mineros”. Asimismo, no existen comisiones, no hay ajustes de la dificultad, el escalado es infinito y el procesado de las transacciones se realiza en paralelo. Podéis encontrar las diferencias entre Tangle y blockchain con mayor detalle en el siguiente enlace.
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Todos estos avances surgen de encontrar a bitcóin en situaciones de utilización tan sumamente alta que nunca se habían previsto cuando se ideó en 2008, con transacciones que deben esperar tiempos inaceptables por no poder introducirse en los bloques generados y por tanto validarse, comisiones muy altas, etc.
Uno de los mayores problemas de la red blockchain es que se requiere de un cada vez mayor número de “mineros”, que son equipos conectados a la red que dedican una gran cantidad de capacidad de proceso y consumo eléctrico, a validar las operaciones realizadas a cambio de una comisión. Esto ha presentado problemas de escalabilidad y un serio consumo de recursos.
Mientras que la red de bitcóin acepta entre 3 y 7 operaciones por segundo, otras monedas mejoran este dato en 20 operaciones por segundo para Ethereum o 56 para Litecoin. IOTA, por su parte, es capaz de soportar más de 500 transacciones por segundo, previendo el alto número de transacciones que se generarán en este escenario de dispositivos conectados por Internet de las Cosas (IoT), que validarán datos y pagos entre ellos.
La regla de oro del funcionamiento de IOTA es que cada dispositivo que envíe una transacción, antes debe validar dos transacciones pendientes en ese momento en la red. De esta forma se consigue que cuantos más dispositivos usen IOTA más rápida será la red a coste 0, uno de los problemas fundamentales que enfrenta la tecnología de cadena de bloques hoy en día.
Como ya hemos indicado alguna vez en este blog, en la era digital, los datos son el nuevo petróleo. Las mayores compañías del mundo, como Google o Facebook, se dedican a recolectar y comercializar datos, y este es otro de los aspectos clave de IOTA. Una de las primeras y mejores implementaciones de IOTA y el protocolo Tangle, a modo de prueba de concepto todavía, es su Data Marketplace. El Data Marketplace es un lugar donde cualquiera puede almacenar y vender de forma segura datos, del mismo modo que cualquiera puede comprar los derechos de uso de los datos ofrecidos a través de su API, creando de este modo un sinfín de posibilidades. Por el momento están disponibles datos de sensores a modo de prueba, pero el modo de funcionamiento es bastante realista. Hasta ahora, blockchain también permitía otros usos que el de las criptomonedas principalmente en el registro y validación descentralizada de información, pero por su propia estructura implica costes de funcionamiento con mineros, bloques y pruebas de trabajo. En cambio, la revolucionaria tecnología Tangle de IOTA pone a nuestro alcance transacciones verificadas y distribuidas sin comisiones.
Todavía estamos ante una tecnología que se etiqueta a sí misma como en fase beta, pese a estar en producción y mover diariamente un volumen de capital que la sitúa entre las 5 primeras criptodivisas en importancia. Lo disruptivo de IOTA también ha acarreado muchas críticas que, salvo alguna bajada puntual en su cotización, no ha afectado para que siga cosechando máximos históricos cada pocos días y subidas vertiginosas. Quizá en un futuro no muy lejano sean los dispositivos conectados quienes realicen automáticamente nuestros pagos.
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