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La Wi-Fi Alliance, el organismo que se encarga de la certificación de los productos Wi-Fi en sus diversas categorías hizo recientemente algunos anuncios públicos de cara a simplificar la nomenclatura de sus tecnologías. De este modo el nuevo nombre para lo que hasta ahora era la especificación técnica IEEE 802.11ax será Wi-Fi 6, una «marca» mucho más amable y fácil de recordar. Y los anteriores, el 802.11ac y el 802.11n se llamarán Wi-Fi 5 y Wi-Fi 4, respectivamente. La numeración se corresponde a las sucesivas «generaciones» del estándar, como en telecomunicaciones, software o hardware.
Hay que recordar que curiosamente el término Wi-Fi no significa nada en particular: aunque mucha gente cree que proviene de Wireless Fidelity (quizá por paralelismo con Hi-Fi y High Fidelity) la realidad es bien distinta: el nombre se encargó a una agencia con el objetivo de que fuera algo «corto y fácil de recordar». Propusieron «Wi-Fi», término que cuajó y llegó a popularizarse tanto que en casi todos los idiomas –el español incluido– se acepta wifi como sustantivo común y en minúsculas para referirse en general a los «dispositivos y conexiones inalámbricas» que cumplen ciertos estándares. Al usarlo en mayúsculas se suele estar haciendo referencia al término técnico preciso, aunque son bastante intercambiables.
Las diversas generaciones de Wi-Fi han traído siempre más capacidad y posibilidades. Aunque las implementaciones pueden variar y las prestaciones concretas depender de factores externos, entre otras se esperan:
Esto es lo que básicamente observarán los usuarios «normales y corrientes» cuando los dispositivos con Wi-Fi 6 sean comunes a partir de 2019: routers, teléfonos móviles, portátiles, etcétera. Todo funcionará en cierto modo como hasta ahora, y además será compatible con los Wi-Fi 5 y 4 anteriores, de modo que un aparato con la etiqueta Wi-Fi 6 no supondrá ningún problema ni requerimiento especial. Para aprovechar toda su capacidad tan solo será necesario que los dispositivos en ambos extremos de la conexión sean Wi-Fi 6. El mero aumento de capacidad hará, por ejemplo, que las transmisiones de vídeo 4K y 8K sean totalmente fluidas.
Interna y técnicamente la cosa es algo más complicada. El Wi-Fi 6 utiliza canales de 160 MHz de ancho en la frecuencia de 5 GHz (como la del Wi-Fi 5) con una tecnología llamada OFDMA que procede de la telefonía móvil. A diferencia de los estándares anteriores, en el Wi-Fi 6 todos los dispositivos pueden utilizar varios canales a la vez, segmentados en forma de «subcanales». Esto hace que no tengan que «esperar turno» y sean por tanto más eficientes, aprovechando el ancho de banda disponible al máximo y compartiéndolo de forma óptima.
Además de eso, los dispositivos Wi-Fi 6 pueden ajustar la potencia de transmisión, de modo que pueden tanto mejorar la transmisión/recepción según sea necesario como consumir mucho menos. Esto es cada vez más importante en los dispositivos móviles y aparatos del hogar y redundará en un aumento del tiempo de duración de las baterías.
El Wi-Fi 6 también está pensado para que admita muchos más dispositivos simultáneos, en sitios multitudinarios como estados, congresos, hospitales, etcétera, considerados «de alta densidad». Pero sobre todo resulta especialmente apropiado para la Internet de las Cosas: se calcula que para 2020 habrá unos 50 aparatos en cada hogar conectados de forma inalámbrica, y que esa cifra seguirá aumentando.
Además de esto el Wi-Fi 6 incluye otras sutilizas técnicas tales como poner en reposo los dispositivos que no están en uso, un menor tiempo de respuesta cuando se establece la conexión e incluso la posibilidad de reducir las interferencias utilizando una técnica llamada «Color BSS» que unifica a todos los dispositivos de un mismo hogar/router con un «color identificativo» para que accedan más rápido frente a las señales de otro «color» que estén rondando por el vecindario y que pudieran producir interferencias y retrasos.
Un problema técnico que resuelve el Wi-Fi 6 es el bien conocido de los clientes persistentes (sticky clients) que se produce porque un dispositivo tiende a intentar conectarse siempre al primer punto de acceso con el que ha establecido la conexión y nada más, incluso aunque se aleje de él y haya otro mejor disponible. Con el Wi-Fi 6 los dispositivos podrán «saltar» de uno a otro de forma más eficiente, repartiendo la capacidad entre varios puntos de acceso o cambiando de uno a otro mejor según la congestión de las señales.
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Entre otras cosas el WPA3 evita los problemas que surgen al usar contraseñas comunes y protege mejor ante el intento de adivinar esa contraseñas o usar el método de «fuerza bruta» para vulnerar las comunicaciones. El modo profesional ofrece un cifrado todavía más seguro, como requieren algunos estándares de las administraciones, entidades financieras y cada vez más empresas.
La llegada del WPA3 no significa que el WPA2 actual desparezca; de hecho sigue siendo obligatorio para todos los dispositivos «certificados Wi-Fi». Simplemente se utilizará cuando esté disponible en ambos extremos de una comunicación porque es superior. Pero si sólo uno de los dispositivos trabaja con WPA3 entonces se seguirá utilizando WPA2, de modo que todo seguirá funcionando como hasta ahora.
{Foto (CC) Rawpixel @ Unsplash}
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