Sabemos que emprender es un reto difícil; conseguir que una empresa salga adelante, genere riqueza…
Existe un conjunto de técnicas llamadas Growth Hacking que consisten, grosso modo, en la coordinación y el trabajo muy estrecho entre disciplinas de marketing y procesos técnicos propios de la ingeniería de software. Todo esto con el único objetivo de conseguir un aumento exponencial en la adquisición de usuarios o de su beneficio. Es algo muy habitual, y muy rentable, especialmente en el mundo de las apps webs y los SaaS.
El perfil de los growth hacker o growth engineers se convirtió hace un tiempo en uno de los perfiles más demandados en los entornos de las startup. Se trata de un mundo fascinante que trataremos en detalle en futuros post. Sin embargo, hoy el protagonista es un caso de implementación magistral de esta metodología. De hecho, no sería osado decir que es el mejor de la historia.
Analizándolo sobre el papel, Pokemon Go cuenta con más de 20 millones de usuarios activos al día. Y eso sólo en Estados Unidos, con apenas 15 días de vida. Antes de publicarse oficialmente en muchos lugares del mundo, ya era la aplicación más utilizada de esos países. Curiosamente recuerda al caso, mucho más espontáneo, de Flappy Birds, un juego que alcanzó el número uno de todos los stores de apps móviles después de ser retirado, quizá por el famoso Efecto Streisand. O, mucho más cercano, el caso del primer gran éxito de Tuenti como red social gracias a la exclusividad de su acceso sólo por invitación. Lo difícil de conseguir, vende.
Pokemon Go es, en realidad, la fascinante historia de cómo una broma revaloriza una empresa en más de un 100%. Esto surgió en el April Fools de 2014, el equivalente al día de los inocentes en EE.UU. En esta pequeña broma en forma de mini-juego podíamos ver a Pikachu y compañía cerca de los monumentos más emblemáticos de Google Maps. Un par de años más tarde, ese mismo principio en una app móvil junto al uso intensivo de la Realidad Aumentada, se convierte en el juego para smartphone más descargado de la historia, por encima de otras franquicias rentabilísimas como Candy Crush o Angry Birds. Y, sobre todo, en un tiempo récord.
Y todo esto es sólo una parte del pastel. En realidad los beneficios de Pokemon Go no son íntegros para Nintendo ni mucho menos. Según se publica, el 30% de los beneficios van a parar al store desde donde se descarga la app (es decir, Apple o Google según si el juego es descargado para iOS o Android, respectivamente), otro 30% para Niantic Labs, la empresa desarrolladora del juego, un 30% para The Pokemon Company y, finalmente un 10% para Nintendo. Es importante reseñar que The Pokemon Company, la empresa que ostenta los derechos de explotación de la marca Pokemon, está participada por Nintendo, por lo que el beneficio de la pionera nipona de los videojuegos aumenta.
El caso de Niantic Labs es todavía más curioso. Esta empresa afincada en Silicon Valley, especializada precisamente en el desarrollo de juegos sobre Realidad Aumentada y que ya contaba con algún éxito más modesto como Ingress, es una startup surgida en 2010 como un proyecto interno de Google. Y así continuó hasta octubre de 2015, momento en el que se independizó de Alphabet (la matriz de Google) y que al conocerse el encargo del desarrollo en solitario de Pokemon Go recibió una fuerte ronda de financiación por parte de Nintendo, The Pokemon Company y, de nuevo, Google, entre otros. Que Pokemon y Nintendo se repitan entre los beneficiarios de este juego era de esperar, pero que Google apareciese de forma tan recurrente llama poderosamente la atención, siendo probable que sea la que más gane en todo este baile de cifras, sobre todo entre los jugadores de Android. La banca siempre gana.
A parte de la revalorización bursátil, siendo un juego gratuito, ¿de dónde sale la rentabilidad directa de Pokemon Go? Otra de las claves del éxito de este peculiar juego es precisamente esa: basarse en un sistema de micro pagos consistente en ofrecer un contenido muy atractivo de forma completamente gratuita. A diferencia de los sistemas freemium, todas las funcionalidades completas de Pokemon Go son accesibles sin pago alguno. Además, el usuario puede obtener recompensas durante el transcurso normal del juego, o bien puede pagar por ellas o por algunos atributos exclusivos.
En definitiva, algo a priori tan sencillo como un juego más de Pokemon entraña una obra maestra que reúne medios técnicos y de marketing perfectamente sincronizados y revierten en una rentabilidad de vértigo que el futuro dirá si se sostiene o es una simple burbuja de monstruitos en nuestro móvil.
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