Muchos somos los que veníamos advirtiendo que Apple estaba siendo demasiado conservadora acerca de sus…
El pasado día 12, Apple volvía a reunir a la prensa especializada en su flamante edificio Steve Jobs Theater con el habitual secretismo. De la misma manera, por las fechas en las que se producen estos eventos y las filtraciones previas, todo apuntaba a lo que más tarde se confirmó: nuevos iPhone. En este caso, tocaba “reeditar” la gama iPhone X, dando lugar a tres nuevos modelos: iPhone Xr, iPhone Xs y iPhone Xs Max.
Los dos últimos se mantienen en el tope de la gama con diferente tamaño, mientras que el iPhone Xr pretende ser una versión actualizada y de gama media del actual iPhone X.
No obstante, no deja de ser la progresión habitual de Apple: nuevos terminales con mejoras técnicas y un incremento de precio, pero no suponen el centro de este artículo. Ni tan siquiera las nuevas versiones anunciadas de macOS Mojave e iOS 12 lo son. Lo que ha cautivado nuestra atención es algo que, a priori, iba a pasar mucho más desapercibido: el nuevo Apple Watch Series 4.
Todo avance tecnológico resulta relevante, pero cuando la tecnología tiene una aplicación tan directa y clara en nuestra calidad de vida, el impacto es mucho mayor, y precisamente esto es lo que pretende el nuevo Apple Watch: pasar de ser un wearable más a ser un dispositivo orientado a mejorar de manera efectiva nuestra salud. Esta declaración de intenciones ya ha sido utilizada anteriormente por fabricantes de smartwatches o pulseras de actividad donde se nos indica qué nivel de activad física hemos tenido e, incluso, una estimación del ritmo cardíaco, normalmente no con mucha fortuna.
Pero, en este caso, el nuevo Apple Watch se trata de un dispositivo aprobado por la FDA, una entidad del gobierno de los Estados Unidos encargada de regular alimentos, medicamentos, cosméticos y aparatos médicos, y la Asociación Americana del Corazón, llegando su presidente a tomar la palabra en el escenario durante la presentación del dispositivo. Esto se justifica porque se trata del primer dispositivo capaz de elaborar un electrocardiograma vendido directamente a el consumidor final, no a un centro o profesional médico. Entre otras características, la combinación del nuevo sensor electrónico del ritmo cardíaco en la parte inferior del reloj, y el sensor instalado en la rueda lateral de control, permite realizar un electrocardiograma en menos de 30 segundos, detectando patrones anómalos en el ritmo cardíaco y emitiendo las alertas necesarias.
Incluso, esta tan novedosa tecnología ha sido dotada de una capacidad de proceso tal, que llega a utilizar inteligencia artificial para lograr entender los patrones cardíacos habituales del usuario y, en caso de presentar ritmos anómalos, de nuevo, avisar al usuario para que pida atención médica. Hasta ahora el modelo anterior del Apple Watch era capaz de detectar ritmos cardíacos demasiado elevados, de hecho, las redes sociales se han hecho eco en varias ocasiones de usuarios que han detectado de manera precoz un problema de corazón grave gracias al reloj. Pero, en esta ocasión, también podrá detectar, gracias a todo este conjunto de tecnologías, ritmos demasiado bajos y fibrilación. No obstante, parece que estas tecnologías no estarán disponibles en el momento de su salida al mercado y, cuando lo hagan, al menos por el momento, sólo lo estará en Estados Unidos, suponemos que por las regulaciones y homologaciones necesarias que rigen este tipo de dispositivos médicos.
Otra de las novedades viene de la mano de los acelerómetros del reloj: se trata de un detector de caídas, resbalones y golpes, pudiendo diferenciarlos con bastante precisión. Después de analizar los diferentes tipos de caída que se producen y cómo reacciona el cuerpo humano ante ellos, el reloj es capaz de detectar cuándo se ha producido una de ellas y pedir al usuario que confirme si se encuentra en buenas condiciones. En caso de no hacerlo, y no detectar movimiento en los próximos 60 segundos, el reloj avisará automáticamente a los servicios de emergencia y a los contactos definidos en la agenda a tal efecto con un mensaje alertando de la situación y nuestra ubicación actual.
Nos hemos permitido mantener el artículo ajeno de todas las previsibles y consabidas mejoras técnicas de los dispositivos, ya que la manera en que una pieza de tecnología de gran consumo y perfectamente integrada con nuestra vida cotidiana puede también formar parte de nuestra salud y hasta llegar a detectar de manera precoz una afección cardíaca merecía una entrada aparte.
Sólo recogeremos una de las afirmaciones más llamativas que se vertió durante su presentación: el Apple Watch no es sólo el reloj inteligente más vendido del mundo, si no que se ha convertido en el reloj más vendido del mundo.
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